—Por supuesto, créame que no exagero diciendo disparates, y a las pruebas me remito. Existen estudios científicos que demuestran que si se introduce un elemento que proyecte una posible historia de amor en un videojuego, los jugadores se enganchan con más facilidad.
Peter era programador de VideogameTwo, la mayor empresa de videojuegos del planeta. En la reunión de trabajo con sus jefes, intentaba convencerles para integrar en el famoso videojuego Mytic un elemento femenino positivo que desestabilizara peligrosamente el comportamiento del héroe.
Mytic ocurría casi por completo en la Atenas de la antigua Grecia, donde los templos y edificios de la ciudad estaban repletos de trampas y monstruos. El héroe, Tasos, era un guerrero que servía al dios de la guerra, Ares, y se enfrentaba a todo tipo de retos para defender los intereses de su señor frente a los de otros dioses, como Juno, Poseidón o Atenea. A lo largo del juego, si superaba las pruebas, Tasos iba acumulando armas y poderes que le permitían adquirir mayor fuerza para derrotar a los enemigos que fueran apareciendo. Si perdía todos sus atributos, se acababa el juego y no podía saltar al siguiente nivel.
—¿Y cómo introduciría exactamente ese elemento... romántico... en Mystic? —preguntó escéptico el coordinador de programas.
—Veamos... Tasos entra en el templo de Hera, destrozado y en ruinas por las fuerzas del dios de la muerte, Hades, el enemigo de Ares. Tumbada sobre el altar, yace una muchacha, aparentemente dormida. Se acerca cauteloso y en cuanto llega a ella, tras el altar aparece una figura fantasmagórica y amenazante, con una espada en las manos apuntando al corazón de la muchacha. Tasos debe decidir qué armas utilizar para enfrentarse a la sombra y actuar con rápidos reflejos para neutralizar al enemigo sin que éste hiera a la mujer. Si lo consigue, la muchacha le mirará a los ojos. En ese momento sabremos que ha surgido el amor entre ellos. La tomará de la mano para escapar del templo juntos, pero antes de llegar a la salida, nuevas sombras le obstaculizaran el paso y deberá soltar a la muchacha para luchar contra ellas. Ella se defenderá, pero veremos como un fantasma se la lleva hacia el inframundo. A continuación, el objetivo de Tasos ya no será defender los intereses de Ares, sino salvar a la muchacha, Frida, de los reinos de Hades. Por este motivo, Ares desatará su cólera contra él, que tendrá que luchar contra los secuaces de Ares al mismo tiempo que adentrarse en el inframundo para liberar a Frida. Y ese será el nuevo objetivo del juego. Para ganar, habrá que liberar a Frida, enfrentándose a los mayores retos.
Los ejecutivos escuchaban, atentos.
—Ni qué decir tiene que el inframundo es un mar de sangre con pilares hechos de roca y huesos gigantes, poblado de terroríficos monstruos que devoran las almas de los que han merecido tal castigo. Es necesario que Frida aparezca en cada reto. Podemos hacer que Tasos tenga visiones que le indiquen en qué estado se encuentra ella, dentro de una mazmorra, o intentando escapar, o luchando por su vida, porque Frida debe ser fuerte también, como una mujer real.
Acabó la reunión aprobando por unanimidad la propuesta de Peter. No podía estar más contento. Salió de las oficinas exultante. En el café de enfrente, le esperaba su novia, Frida. Se acercó a ella besándola apasionadamente.
—¿Cómo te fue?
—¡Mejor imposible! Tu idea los ha cautivado a medida que les explicaba cómo desarrollarla. Eres increíble. Es una pena que no haya un puesto para ti.
—Te equivocas, mientras estabas con tus jefes, recursos humanos me ha hecho una entrevista de trabajo. Me han preguntado qué novedades introduciría en ese videojuego y les he contado exactamente lo que tú a tus jefes. Les ha gustado y me han contratado. Lo siento, cariño, pero es cuestión de horas que descubran que tus ideas en realidad son las mías. No te preocupes, si te despiden ya encontrarás otro trabajo —dijo, guiñándole un ojo.
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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup. Reto 49: Plantea cómo sería una historia de amor que suceda dentro de un videojuego.
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