CALISTO

Una tarde de otoño saqué una entrada para el planetario. Me acomodé en el cómodo asiento reclinable y al apagarse las luces, me dispuse a contemplar el espectáculo del firmamento. El espectáculo audiovisual me llevó a recorrer las constelaciones más bellas y lejanas que se conocen. En ese viaje virtual, nos detuvimos ante la Osa Mayor. Una maravillosa, serena, suave y profunda voz de mujer, se dirigió al público, aunque a mi me pareció que hablaba para mí:

"Tumbaos en la arena de una playa, o en una hamaca en el campo, o incluso desde vuestro balcón o terraza en la ciudad, y mirad al cielo en una noche estrellada. Sin duda me veréis, brillando, protectora. Mi luz ha guiado desde el inicio de la Humanidad a los viajeros. Distinguid la forma de gran carro de mis siete estrellas principales, y recordad que estáis hechos de polvo de estrellas, formáis un todo con el universo, y tengo algo que contaros. Escuchad atentamente.

Yo era Calisto. La ninfa hermosa que acompañaba a Artemisa en sus cacerías. Fue ella quien me transformó en una osa. Víctima del engaño de Zeus, que metamorfoseado en ella me sedujo, me convertí en paria, rechazada, al ser descubierto mi vientre hinchado, embarazada de un hijo del dios. Vagué por los bosques en busca de alimento y cobijo, encerrada en una apariencia de bestia, hasta que Zeus se apiadó de mi y me elevó al firmamento, convertida en la inmortal Osa Mayor. Mas su esposa Hera, aún celosa, me retiró junto a mi hijo al norte, lejos del horizonte del mar, donde jamás volveré a sumergirme..."

En ese punto, entre en estado de vigilia, como adormeciéndome con aquella voz susurrante que siguió diciéndome: 

"Desde aquí os he observado desde hace mucho tiempo. He visto a innumerables mujeres que han pasado por lo mismo que yo, pero han sido olvidadas, mujeres anónimas que han sufrido ultrajes, vergüenza, rechazo, desarraigo, cargando con una culpa no buscada ni merecida. Pero esta es la historia de las mujeres, del dolor de ser mujer."

Las luces me sobresaltaron. No sé cuánto dormí, pero la sesión había terminado y el público iba saliendo, despacio, de la sala. Recogí mi chaqueta y mi bolso y salí tras ellos. Fuera ya era de noche. El planetario está situado en la parte alta de la ciudad, cerca de un mirador que ofrecía una maravillosa vista de la ciudad iluminada. Alzando la vista al cielo pensé en todos aquellos astros que dejamos de divisar a causa de la contaminación lumínica. 

Me sobresaltó una voz de mujer cercana a mi: —Se distingue la Osa Mayor, ¿verdad?

Una muchacha se estaba dirigiendo a mi, con una dulce sonrisa. Debía haber estado en la sesión y se había acercado al mirador igual que yo. 

—Sí, ahí...—contesté señalando el punto del cielo donde se distinguían las estrellas más brillantes del carro.

—La engañó un hombre poderoso y la castigaron por ello, como si ella hubiera tenido la culpa...—dijo ella con tono indignado.

—Es la historia de las mujeres...—repuse pensativa, repitiendo sin darme apenas cuenta la frase que creí oír en mi duermevela, al tiempo que bajé la vista hacia mi vientre abultado, en avanzado estado de gestación. 

—Del dolor de ser mujer...—continuó la muchacha—. La miré y me di cuenta de que también estaba encinta. 

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Esta es mi contribución a los 52 Reto de escritura Literup 2021. Reto 5 Inventa un cuento basado en alguna de las metamorfosis de Ovidio.



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