El color preferido de la muerte

La situación era insólita; cuando miré a mi alrededor me sorprendí mucho. Recuerdo haberme dejado invadir por una agradable somnolencia sentada en un cómodo sillón de un Starbucks del Umeda Sky Building, donde había pedido mi café favorito después de dar buena cuenta de una abundante comida en uno de los numerosos restaurantes con vistas de la torre. Pero cuando abrí los ojos no estaba allí, sino en un lugar muy alto que se balanceaba sobre la ciudad. Estaba en una de las cabinas de la noria de Tempozan. ¿Cómo rayos había llegado hasta allí? La noria estaba detenida y mi cabina en lo más alto, a 112 metros sobre el nivel del mar. Ofrecía a mi vista una impresionante panorámica del puerto con el enorme puente marítimo colgante de Tempozan y al otro lado el imponente y rojo puente Minato. Como fondo, los espectaculares colores del atardecer sobre el mar y la ciudad. 

Asustada, busqué mi teléfono móvil. No tenía mi bolso y por lo tanto me encontraba desprovista de documentación y de dinero. Mientras palpaba los bolsillos de mi chaqueta, sonó el teléfono. Rápidamente lo localicé en un bolsillo interior. Número desconocido. Por supuesto, atendí la llamada. 

—Señorita Koji. Si quiere salir de la noria con vida, siga mis instrucciones —dijo tranquilamente una voz de hombre. 

—¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mi? —acerté a contestar, muy asustada.

—Señorita Koji. Mantenga la calma. Si hace lo que le digo, no le pasará nada. Cuando la noria llegue abajo, salga sin dar señales de alarma y diríjase al hall del Tempozan Market Place. Espere junto a las escaleras mecánicas. No hable con nadie. 

—Pero ¿qué quiere de mi? ¿Por qué hace esto?

Mi interlocutor colgó.

Hice lo que me dijo. El gran centro comercial Tempozan Market Place estaba justo enfrente de la noria. En la puerta, un guardia jurado vigilaba a los paseantes. Estuve a punto de pedirle ayuda, pero en el último momento me abstuve. 

Me situé junto a las escaleras mecánicas. Me sentía observada. Seguramente alguna de esas personas que circulaban despreocupadamente por el centro comercial era el autor de la llamada. 

Volvió a sonar el teléfono. 

—Lo está haciendo muy bien, señorita Kogi. Suba a la primera planta, entre en la tienda de Legoland y espere instrucciones. 

Colgó sin darme tiempo a réplica. Subí a la primera planta, los nervios a flor de piel. La gran tienda de Legoland. Nada más entrar los clientes eran recibidos por un robot de aproximadamente un metro de altura con forma de muñeco de Lego. El robot, a mi paso, replicó: 

—¡Señorita Kogi! ¡No tan deprisa! 

Estupefacta, me giré hacia él. Sus ojos estaban iluminados. 

—Señorita Kogi, dígame ¿cuál es el color preferido de la muerte? 

Se me heló la sangre. Corrí hacia la salida, crucé la calle entre la multitud cargada con bolsas de compras. Corría con tal ímpetu que choqué con un apuesto joven que me preguntó si estaba bien y si necesitaba ayuda. 

—¡Sí! ¡Sí, necesito ayuda! ¡Alguien quiere matarme! 

—Tranquilícese. La acompaño a la policía. 

Me agarré al brazo de aquel joven con fuerza, mirando a todos lados con inmenso temor. 

—Señorita, no se preocupe, yo la ayudaré. 

De pronto me di cuenta de que aquel hombre vestía elegantemente de negro, el color de la muerte. 

Me solté de su brazo y lo miré aterrorizada. Retrocediendo paso a paso... 

Él me miró fijamente y con media sonrisa en los labios me dijo, bien alto: 

—Señorita Kogi, ¿¡cuál es el color preferido de... !? 

—¡Negro! —grité, justo cuando en mi retroceso puse un pie en el interior de un Starbucks café de aquella calle tan transitada. 

No sé cómo me vi rodeada de cámaras de televisión, fotógrafos, gente aplaudiendo, confetti cayendo sobre mi... Y un conocido presentador de televisión se me acercó para entregarme un trofeo. Había ganado el premio de la semana de cine negro promovida por Starbucks café. 

¡Casi me muero! Al parecer, al adquirir mi café en el establecimiento del Umeda Sky Building había rellenado una papeleta de promoción de la semana aceptando participar en un pequeño reality en el que sería la protagonista de un escena de cine negro y con opción a premio: ¡un año de café gratis por gentileza del café más negro de Starbucks! 

Se me pasaron las ganas de café. 

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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup 2021. Reto 41: Ambienta tu cuento en Osaka.

Comentarios

  1. Te leo
    me gusta tu blog es bonito
    Te dejo dejando detras de mi huellas infinitas
    saludos

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  2. Me ha gustado mucho tu escrito.
    Un abrazo.

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  3. ¡Hola, Mercè! Jo, que relato más atrapante. El suspense desde la primera llamada hace que devores cada línea y, desde luego, el final es más perturbador de lo que aventuraba durante la lectura. Me hacen a mí eso y les preparo un jueguecito a lo del calamar, ja, ja, ja. Estupendo relato. Saludos!

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    1. ¡Gracias, David! Me alegro de que te gustara. Ha sido divertido :)

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  4. me encantas asi de facil escritora un beso desde Miami

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