—No es posible, tú siempre exagerando— interrumpió resoplando Elena, mi hermana.
—No, te lo juro, me he enamorado, no dejo de pensar en él, hemos estado chateando a todas horas desde que nos conocimos. ¡De verdad que es muy fuerte! —exclamé tapándome la cara con las manos y sacudiendo la cabeza en señal de no creérmelo ni yo misma.
La conté a Elena que hacía varios meses que nos habíamos conocido en una fiesta en la terraza del ático de una compañera de la universidad, al final del verano. David se acercó a mi con una copa y me preguntó de qué conocía a la anfitriona. Él me contó que era su primo. Al día siguiente se iba a Singapur con una beca de estudios. Dos años mayor que yo, me pareció un chico muy guapo y muy interesante, y además bailaba muy bien. Por supuesto intercambiamos nuestros contactos y no le di más importancia.
Al cabo de unos días, recibí un mensaje suyo. "Hola, saludos desde Singapur", y un emoticono de carita sonriente. A partir de ahí fue un contínuo de mensajes, llamadas... Era como si estuviéramos siempre juntos pero en la distancia.
Y ahora, desde hace unos días, no daba ninguna señal de vida, me dejaba los mensajes en visto, no respondía a mis llamadas. No sabía qué debía estar pasando, me iba a volver loca. ¡Y Elena diciéndome que estaba exagerando!
—¿Por qué no llamas a su prima? Estudia contigo en la universidad, ¿no?
—No, ya no. Este curso ya no se matriculó porque quería viajar. Le perdí la pista.
—Da igual, tienes su contacto, llámala.
Y lo hice. Llamé a su prima, Lucía. Cogió el teléfono y cuando le nombré a David estalló en sollozos. Me lo dijo sin ambages, a bocajarro: David había muerto, hacía dos días, aquí, en Madrid. Lo habían tratado durante meses en Singapur, donde no había ido a estudiar, sino a luchar contra un linfoma que finalmente lo aniquiló. Los médicos hicieron cuanto pudieron.
El golpe fue brutal. Elena me sostuvo y consoló durante días. Me hizo ver que seguramente fui lo único bueno que le ocurrió durante sus meses en el hospital. Creoque todavía le amo, en la inmensa distancia.
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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup. Reto 40: Relata una historia de amor a distancia.
¡Hola! ¡Qué fuerte! Ya me estaba enojando con David por no responder e ignorarla, pero el final... OMG! Los pelos de punta.
ResponderEliminarMuy bueno.
¡Un abrazo!
Gracias, Roxana :)
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