La novela, que Unamuno en la misma obra bautiza como nivola, un gènero inventado, nos cuenta la historia de Augusto Pérez, un joven caballero que al ver a una muchacha descononocida por la calle, cree enamorarse de ella, y no sólo eso, en sus disquisiciones sobre el fenómeno, cree saberse enamorado del género femenino entero, pensando que con ello ha salido de la niebla en que hasta entonces habitaba. Pero aunqye a él todo le parece ahira más lúcido, lo verdad es que la muchacha le tiende una trampa si que él se de cuenta.
El efecto metaliterario se manifiesta en que el mismo Unamuno pasa a ser personaje de la novela (o nivola), cuando el protagonista, quien le admira, va a verle y en la conversación descubre que es un personaje de ficción inventado por el escritor. Otro efecto metaliterario lo tenemos en el mismo prólogo, que Unamuno nos hace creer que lo escribe el joven Víctor, para después desvelarnos que este Víctor no es más que otro personaje de la novela (o nivola) que en la historia está escribiendo una novela cuyo argumento se parece mucho a la historia de Augusto Pérez.
Unamuno juega con el lector durante toda la obra, retratando con humor costumbrista los modos y patrones de comportamiento de inicios del siglo XX.
Ágil de leer, en algunos momentos los diálogos y disquisiciones se hacen recurrentes, pero posiblemente obedece a un recurso humorístico del autor.
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Lectura propuesta desde los 24 retos de lectura Literup. Reto 12: Una obra metaliteraria.
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