ESTAMOS OTRA VEZ DONDE ESTÁBAMOS


—Estamos otra vez donde estábamos —dijo—. Después de intentar varias veces reanimarlo, su amigo, Jeff, no consiguió que su corazón latiera de nuevo. Grant sufrió un colapso mientras descendía en paracaídas sobre un enorme y verde prado. 

—Estamos otra vez donde estábamos —repitió mentalmente Grant. Estaba muerto, sin embargo, podía hablar aunque no conseguía articular palabra. Su capacidad de movimiento y todos sus sentidos estaban anulados. Todo era oscuridad, pero en algún lugar de su mente, flotaban vagos pensamientos, y palabras.

El joven paracaidista ya no era más que un cuerpo al que prepararían en breve para ser enterrado o incinerado. 

—No puede ser—, se dijo, resistiéndose a aceptar su nueva condición. —Mis padres, Carly, mis sueños...—. 

Grant estaba estudiando segundo curso de medicina y era un gran deportista. Aquella mañana había salido con Jeff y su novia Carly a practicar su afición favorita. Lanzarse de un avión en pleno vuelo al vacío,  caer desde una altura de 4.500 metros, ver la inmensidad del mundo desde ahí arriba, esperar el momento preciso para abrir el paracaídas, aquello era pura adrenalina. 

—Se va todo a la mierda—. Aunque no sentía su cuerpo, luchaba por articular esas palabras, pero era inútil. 

—Me llevan a la funeraria, me meten en un ataúd... —. Esa semi consciencia de saber que estaba muerto y de que todo era inútil, seguía allí. Es algo muy distinto a saber que estás vivo y que te toman por muerto, eso hubiera sido mucho más desesperante. 

—Cantan en mi funeral, son retazos de mi canción favorita...—. Eso lo hizo sentir bien, intuía que los que estaban ahí le querían. 

—Silencio... tal vez todo haya acabado ya—. 

Los últimos asistentes abandonaban ya la capilla fúnebre. Carly y Jeff se dirigían compungidos por el pasillo central hacia la puerta de salida. De pronto se oyó una ahogado lamento.

—¡Aaaaaaaggh!—. Grant reunió todas sus fuerzas para gritar, aunque fuera sólo con su pensamiento.

Carly y Jeff se giraron, sobresaltados. Allí sólo quedaba Grant en su ataúd. Corrieron hacia él. Jeff comprobó su respiración, pero no.

—Estamos otra vez donde estábamos—, dijo mirando a Carly. Y eso fue lo último que los restos de conciencia de Grant logró captar. 

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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup. Reto 27: Escribe una historia en la que el protagonista es un cadáver que habla pero no se puede mover.

Comentarios

  1. ¡Hola!
    A mí me da miedo, respeto , no sé como llamarlo, el pensar en la muerte. Mi muerte. Qué se siente, qué no. Demasiado bien lo lleva tu protagonista.
    Veo que lllevas el reto al día. Yo lo disfruté el año pasado. Creo que ya te lo he dicho alguna vez.
    Saludos

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    1. Desde luego, la muerte es cuanto menos, inquietante. Continúo con el reto, a ver si lo logro! Saludos, Jose

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