La primera página de las notas de la doctora Tobe solamente contenía cuatro palabras, escritas a lápiz y en mayúsculas, en el centro mismo de la página:
ESTUVO EN MUNDO ALTERNATIVO
La policía encontró el cuaderno en el cajón de su escritorio días después de que su marido denunciara su misteriosa desaparición. Las siguientes páginas correspondían a las anotaciones que la doctora había recogido en la terapia a una mujer de unos treinta años llamada Chihiro. Parecían frases anotadas velozmente, a veces acompañadas de algun torpe boceto, como el de una especie de máscara enmarcada en un manto negro, debajo del cual se anoto claramente SIN CARA.
En esas páginas, el inspector Irino encontró la descripción detallada de un extraño lugar, en el qual se alzaba un enorme edificio rojo con un interminable túnel en el centro, como una gigantesca boca, que conducía a un pueblo fantasmal.
La paciente afirmaba que estuvo en ese lugar a los diez años, que al entrar sus padres se convirtieron en cerdos y que tuvo que trabajar en una enorme casa de baños a la que acudían cada noche toda suerte de criaturas de otro mundo, espíritus y fantasmas, donde según relata conoció a un semidios llamado Haku, que la ayudó a escapar de aquel mundo alternativo.
El inspector Irino no encontró la fitxa de la paciente en el archivo y, por lo tanto, no pudo localizar su apellido ni sus datos de contacto. La doctora Tobe ejercía en su domicilio y tenía contratada a ninguna secretaria ni auxiliar administrativa, ya que sus horas de consulta psicológica eran muy limitadas y no le reportaban demasiado trabajo adicional de este tipo.
No había a quien preguntar, salvo al marido de la doctora Tobe, aunque él tampoco sabía nada de los pacientes de su esposa, ya que, como es lógico, siempre se observó el secreto profesional y además, el despacho y la sala de espera estaban situados en la parte trasera de la casa, a la que se accedía por la antigua puerta de servicio, preservando la completa intimidad requerida para las consultas.
El Sr. Tobe tan solo podía insistir en el extraño comportamiento de su mujer desde hacía un tiempo: se la veía ausente y absorbida por el trabajo. Estuvo consultando mapas de carreteras de la montañosa isla de Honshu. Cuando su marido le preguntó por qué estudiaba esos mapas, ella tan sólo le contestó que buscaba una especie de parque de atracciones abandonado. No entendió ese interés y no hizo demasiado caso, volviendo immediatamente a sus ocupaciones.
Eso ocurrió hacía unas pocas semanas. La doctora llevaba tres días sin dar señales de vida, sin signos de haber preparado equipaje, sin llevarse el auto, sin cancelar sus visitas. Ningún movimiento en la targeta de crédito que aportara pistas sobre su paradero.
Se activaron todas las alertas policiales y los mecanismos de búsqueda protocolarios. Se contacto con las comisarias de la zona de Honshu, por si la doctora había viajado hasta allí. Dos semanas después, la paciente Chihiro Ogino llamó a la puerta de los Tobe. El Sr. Tobe abrió. Chihiro preguntó por la doctora, y el Sr. Tobe le contó apesadumbrado que no se sabía nada de ella, la invitó a pasar y le ofreció un te.
Al cabo de un rato, el inspector Irino recibió una llamada:
—Soy Chirino Ogino, y creo que sé a donde fue la doctora Tobe. Tal vez sea demasiado tarde, pero sólo yo puedo mostrarles el camino.
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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup. Reto 20: Escribe un fanfic de tu película de animación favorita.
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