MUEVE SIETE OBJETOS

 

Una tarde de abril, Rosa abrió el correo electrónico. Mensaje de Ernesto: Te amé, mucho, muchísimo, todavía te quiero. A punto estuvo de contestarle: Tenías una manera de amar distinta a la mía. Probablemente Ernesto amó su cuerpo, pero no a ella como persona. "Quiero ser el espejo de todo tu cuerpo", solía decirle parafraseando a Rilke, mientras la contemplaba, desnuda, pero nunca mostró interés por saber cómo se sentía, ni preguntó por sus pensamientos e ilusiones, tal vez por la imposibilidad de compartirlos. Rosa intentava contarle cualquier cosa que la preocupaba, que la hacía feliz, o simplemente alguna pequeña novedad en su vida. Él la escuchaba, pero rara vez le contestaba, como si no tuviera nada que decirle, o no le interesara aquél aspecto que para ella era vital, como si fuera un hombre de corcho. Aunque Rosa no se enojaba nunca, se entristecía con aquella indiferencia. Durante años se mantuvo esta situación, pero llegó un momento en que ella se dio cuenta de que aquellos encuentros, siempre furtivos, a escondidas, habían convertido aquel amor incompleto, limitado, reducido, a un amor de cuerpos, o simplemente a sexo. Sintió la necesidad de romper, lo pasó francamente mal, pero con el tiempo dejó de sentir rencor hacia él, tampoco rechazo, tampoco amor, mas ahora agradecía que le dijera que la había amado tanto, pero eran palabras fuera de lugar. Recordó los momentos felices que pasaron juntos, pero ahora no estaba enamorada. Para ella, Ernesto se había convertido en un ser vacío de sentido, vacío de sentimientos, vacío de amor. Tal vez siempre fue así. 

Todo cambia, las personas, el universo entero, las estaciones del año, los vecinos, el propio cuerpo, el estado de ánimo, las emociones. Le vino a la memoria un proverbio chino que decía: "Si quieres que se produzcan cambios en tu vida, mueve siete objetos en tu casa". Fijó su atención en una estantería llena de libros que no volvería a leer jamás. Los metió en una caja de cartón para bajarlos al punto de intercambio de libros del centro cívico del barrio. Los liberaría, para que alguna otra persona los disfrutara. Continuó ordenando su espacio hasta que su rincón de estudio le resultó realmente agradable, ordenado, limpio.

Al día siguiente, cargó con la caja hasta el punto de intercambio. Se entretuvo en ojear los libros que otros, como ella, habían entregado con generosidad. Le llamó la atención una edición de los Cuentos de Terramar, de Ursula K. Le Guin. Lo había leído hacía tantos años... Una voz junto a ella la sobresaltó: —Un buen libro. 

Al girarse hacia su interlocutor, descubrió un rostro amable, sonriente, interesante. Era un hombre de mediana edad, bien parecido.

—No deje de leer la obra completa, son cinco libros, aunque esta editorial tan sólo publicó cuatro — . 

Sorprendida, continué la conversación: —Hace años leí los tres libros de los Cuentos de Terramar. 

—Pues debería conseguir los dos libros restantes. Le recomiendo encarecidamente que no se pierda la continuación de esta fascinante historia llena de magia. Por cierto, si le gusta la poesía, no deje de llevarse consigo a Benedetti.

Me alcanzó un libro de entre los que estaban expuestos. Le agradecí la recomendación. 

Regresé a casa. Ojeé las primeras páginas, enseguida me perdí entre aquellos maravillosos poemas. Los dos siguientes días proseguí la lectura hasta que sin darme apenas cuenta llegué al final. 

En la última página, anotado a lápiz, una dedicatoria: "Te amé mucho, muchísimo, todavía te quiero. Quiero ser el espejo de toda tu alma". Firmado: Ernesto.

Eso produjo un cambio en su vida, cumpliéndose el proverbio chino. Por supuesto, volvió a creer en la magia.

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Este es mi aportación a los 52 retos de escritura Literup. Reto 10: Escribe un cuento sin usar la letra "y"

Comentarios

  1. Bonita historia. Es bonito creer en la magia. Este año no sé si podré cumplir con el reto literup, aunque solo me comprometí a 12. Me gustó finalizarlo el año pasado. Al final los releí, me sorprendí a mi misma.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Venga, inténtalo, que es una buena manera de distraer la mente.

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