El ingeniero anónimo

No hay pruebas ciertas sobre esto, pero se le considera responsable, junto con otros, de la supervivencia de la mitad de la Humanidad después del súbito aumento de las temperaturas a mediados del siglo XXI. 

En la franja tropical, las temperaturas estaban por alcanzar una media de cincuenta grados a la sombra. Las grandes sequías y el avance del desierto, unido a las epidemias mundiales que desde 2020 azotaban la zona, llevaba inevitablemente a la muerte a millones de personas. 

El mundo entero hacía frente a la catástrofe poniendo en marcha planes estratégicos para frenar el cambio climático. Se ponían en marcha grandes migraciones poblacionales hacia las zonas más temperadas, pero no era fácil para estos países dejar pasar a tantas personas. Las fronteras pronto colapsarían. 

Ron Morrison, un ingeniero norteamericano afincado en Chicago, no podía dejar de dar vueltas a su idea. Había que salvar a toda la población de los trópicos, una empresa casi imposible en tan poco tiempo. Desplazar a millones de personas de manera ordenada y con garantias de éxito no era tarea nada fácil. La ONU había puesto a los mejores analistas a estudiar posibilidades viables a nivel económico y de tiempo, pero por ahora no había surgido ninguna idea válida.

Ron siempre había sido extrovertido, jamás había llamado la atención por su físico o por hablar demasiado. Trabajador nato, su mente era capaz de fluir durante horas manejando gran cantidad de datos con el ordenador y creando conexiones multidisciplinares que combinadas de manera estructural, podían dar resultados arriesgados pero, si salía bien, muy exitosos.

Envió su propuesta al Comité de Salvación de la ONU, de manera anónima, ya que su costumbre era no destacar. Cualquier aportación era valorada por los expertos y, aunque la mayor parte eran rechazadas por fantasiosas o inviables, la suya arraigó rápidamente. De manera entusiasta, todos los países de la organización se pusieron manos a la obra para trabajar de manera coordinada. Si salvaban las zonas tropicales del planeta, salvarían a la Humanidad entera. 

En tiempo récord, todas las naciones sumaron esfuerzos para preparar una red de múltiples satélites que serían llevados al espacio desde diversas bases espaciales situadas en puntos estratégicos del planeta. Sincronizados, cada uno de ellos desplegarían señales que unidas las unas a las otras formarían una barrera que protegería a la Tierra de los rayos uva y las altas temperaturas, a modo de segunda capa de ozono. 

Requirió un gran desembolso económico y una gran inversión en tecnología por parte de los países ricos para salvar al resto de la Humanidad. Y lo consiguieron. A partir de entonces, los trópicos conservaron las temperaturas de mediados del siglo XX. Y no sólo eso, gracias a la barrera artificial, se podía controlar el clima, propiciando estratégicamente las lluvias en caso de peligro de sequía. El desierto desó su avance. Grandes zonas baldías se convirtieron en oasis. Se logró acabar con las epidemias y con el hambre. Y no se pidió nada a cambio, porque al fin, el ser humano logró ser consciente de que todas las personas formamos parte de un todo y de que el futuro de nuestro planeta depende de la solidaridad y cuidado entre todos los pueblos. 

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Esta es mi contribución a los 52 retos de escritura Literup. Reto 14: El solarpunk está en auge. Escribe un relato optimista sobre el futuro de nuestro planeta.



Comentarios

  1. Muy bueno. Y así debería ser, lejos de utopías, el futuro planeta y la vida. Preciosa vida, que es un regalo.
    Muy logrado el mensaje. Gracias.
    Saludos. Que me gustó mucho leerte. 🤗🙋‍♀️

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  2. Gracias, Clarisa. Me he pasado por tu blog. Me encanta lo que escribes :)

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